Análisis de Civilization IV: Beyond the Sword (PC)

Carátula Civilization IV: Beyond the Sword

Fecha de lanzamiento: 20 de julio del 2007

Características: PC-Estrategia-Turnos

Distribuidor: Take 2 España

Productor: 2K Games

Desarrollador: Firaxis Games

Precio: 19.95€

Manual: Castellano.
Textos: Castellano.
Voces: Castellano.

Código PEGI: +12

Web oficial: Disponible

Requisitos: Procesador Intel Pentium 4 o AMD AThlon a 1,2 GHz o equivalente• 512 MB de RAM• Lector DVD• Tarjeta de vídeo con 64 MB con hardware T&L (GeForce 2/Radeon 7500 o superior)• Tarjeta de sonido compatible DirectX 7• 1,8 GB de espacio libre en disco duro• DirectX 9.0c (incluido).

Requisitos recomendados: Procesador Intel Pentium 4 o AMD AThlon a 1,8 GHz o equivalente• 1 GB de RAM• Tarjeta de vídeo con 128 MB compatible con DirectX9.0c (pixel shaders y vertex shaders)• Tarjeta de sonido de la serie Sound Blaster X-Fi.

 

Imagen 12 de Civilization IV: Beyond the Sword

Imagen 11 de Civilization IV: Beyond the Sword

Imagen 10 de Civilization IV: Beyond the Sword

Imagen 9 de Civilization IV: Beyond the Sword

Imagen 8 de Civilization IV: Beyond the Sword

Imagen 7 de Civilization IV: Beyond the Sword

Imagen 6 de Civilization IV: Beyond the Sword

Análisis publicado el 16-08-2007 por apetecan.

Para aquéllos que habíamos jugado una y otra vez a Civilization IV y que habíamos podido paladear todos los entresijos de su fascinante complejidad, llega una expansión que incluye cambios en el modo de juego, añade civilizaciones, líderes, tecnologías y unidades. Esta expansión mejora lo que había y añade más opciones para aquéllos a los que ya les sabían a poco las partidas del juego original. Para colmo, incluye también los líderes y maravillas añadidos en la anterior expansión, Warlords.

Las novedades de la expansión pasan principalmente por tres ejes: la diplomacia, el espionaje y la economía con las corporaciones.

Palacio Apostólico

Las opciones diplomáticas se ven aumentadas gracias al Palacio Apostólico, una especie de ONU temprana que se desarrolla con la Teología y cuyo funcionamiento y objetivos son muy parecidos. Al construir esta maravilla, se da la opción de elegir un líder de entre los acólitos a la religión que profesa su constructor. Después, se pueden llevar a cabo acciones como dejar de comerciar con alguien, abrir fronteras entre los miembros y, cómo no, emprender o detener guerras que afecten a alguno de sus implicados. Será especialmente útil en tiempos de guerra y cuando, por una mayoría suficiente, se consiga que todos los miembros apoyen o detengan una guerra ya iniciada, con independencia de si tú estás implicado o no.

Espionaje y contraespionaje

El espionaje es, posiblemente, la mejora más sustancial de todas, y ha sido remodelada con respecto a la idea del juego original. Permite desde muy temprano gastarle jugarretas al contrario y explorar su territorio. Más tarde, cuando le puedas dedicar un porcentaje mayor al espionaje, podrás ver incluso las unidades apostadas en una ciudad o qué está produciendo ésta. Por no hablar del recurso de sabotear su producción, alentar una revolución (especialmente útil en las ciudades fronterizas que tú ambiciones) o robar parte del tesoro de la ciudad, además de sabotear la mejora de una casilla, o varias opciones más. Invertir en espías es una manera de tener controlados a tus vecinos, influir en la política de sus ciudades y sacar tajada económica de alguna de sus misiones.

La parte negativa es que tus espías pueden ser apresados, e incluso reconocidos (si quien los captura descubre que tú los has mandado), con lo que las relaciones con ese jugador se resentirán, aunque no demasiado (-1 por cada espía que capturen y confiese; los que capturan pero no descubren su nacionalidad, evidentemente no restarán puntos). Los espías que llevan a cabo una misión con éxito no se desperdician, y al turno siguiente reaparecen en tu capital, listos para ser enviados a otro cometido.

Tampoco hay que obviar que el enemigo te estará espiando a ti (al principio de la partida sorprende los recursos que le dedican a ese menester) y que de hecho, por poco esfuerzo en contraespionaje que dediques, cazarás a varios con las manos en la masa, aunque no siempre sabrás su nacionalidad, y en otras ocasiones no sabrás de ellos hasta que se te avise de que han hecho de las suyas. Es algo inevitable, si no quieres estrangular tu investigación. Hacia el final de la partida aparecerán edificios que te ayudarán a obstaculizar el espionaje enemigo, pero quizá para entonces ya sea demasiado tarde y no valga la pena invertir recursos en eso. Además, siempre puedes utilizar a tus espías para que le resulte más caro al enemigo acecharte a ti.
De una manera acertada y precisa, se te permite asignar una importancia u otra a los diferentes jugadores, de modo que puedas invertir más en espiar a ese enemigo que te la tiene jurada que a ése otro que comparte tu religión y con quien tan bien te llevas.

Corporaciones

Las corporaciones y sus ejecutivos son muy similares a las religiones y sus misioneros. Ser quien ha descubierto una de las primeras te da poder, especialmente si la expandes por doquier, y los segundos se encargan de propagarla. Sin embargo, no todo acaba aquí. En primer lugar, las corporaciones no se investigan, sino que se descubren con algún gran personaje. Todas requieren de una tecnología común (Persona Jurídica) y otra que varía en función de la corporación de que se trate. Respecto a sus beneficios, no sólo dan dinero, que también, sino que algunas dan bonificaciones a la producción o alimentos, o recursos a los que no tenemos acceso transformando otro que sí poseemos.

Sin embargo, las corporaciones sólo son realmente útiles en ese último caso, el de conseguir un recurso mediante otro (existe una corporación, por ejemplo, que requiere carbón y proporciona aluminio, necesario para los blindados) o para economías auténticamente saneadas, pues los costes de mantenimiento son muy a tener en cuenta. En muchos casos, establecer una corporación en una ciudad nos dará bonificaciones pero restará dinero del erario. Dependerá de la situación y de tus prioridades si vale la pena expandir dicha corporación.

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