Análisis de Mafia II (Xbox 360)

Carátula Mafia II

Fecha de lanzamiento: 27 de agosto del 2010

Características: Xbox 360-Acción-Coches-Años 50

Distribuidor: Take 2 España

Productor: 2K Games

Desarrollador: 2k Czech (Illusion Softworks)

Precio: 65,95€

Manual: Español.
Textos: Español.
Voces: Español.

Código PEGI: +18

Web oficial: Disponible

 

Imagen 25 de Mafia II

Imagen 24 de Mafia II

Imagen 23 de Mafia II

Imagen 22 de Mafia II

Imagen 21 de Mafia II

Imagen 20 de Mafia II

Imagen 19 de Mafia II

Imagen 18 de Mafia II

Imagen 17 de Mafia II

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Imagen 15 de Mafia II

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Imagen 11 de Mafia II

Imagen 10 de Mafia II

Cuando nos volvemos locos con nuestro vehículo (o hacemos alguna inconsciencia como sacar un arma en público) la policía comienza a perseguirnos y, dependiendo de la gravedad de lo que hayamos hecho, o bien nos quieren atrapar para imponernos una multa, arrestarnos o liquidarnos. En el momento en que alertamos demasiado a la policía estos no tardan en marcar a nuestro personaje por su vestimenta y al automóvil que llevemos por su matrícula, así pues para despistarlo debemos tomar otro vehículo (o llevar al taller el que conduzcamos) y comprarnos ropa diferente en las tiendas de turno. Antes hemos de haberlos despistado mediante nuestra pericia en el manejo del volante. Siempre y cuando la alerta no sea desmedida tenemos a nuestra disposición la posibilidad de sobornar a los agentes de policía (incluso por teléfono). Las estrellas señalan la gravedad de nuestros delitos, pudiendo llegar hasta cuatro.

La inteligencia artificial de la policía, sin llegar a rozar la perfección, sí que nos pone contra las cuerdas más de una vez; nuestros enemigos de la mafia, por su parte, también pueden llegar a hacerlo aun cuando hayamos acabado con ellos puesto que algunas veces su arma continuará disparando una ráfaga más que puede herirnos de muerte. Además tenemos que cerciorarnos de haberles quitado la vida cuando estén en el suelo para no llevarnos ningún susto. No obstante, si somos pacientes en los tiroteos con estos últimos no tendrían por qué plantearnos grandes problemas. Al menos no si hemos elegido el nivel de dificultad normal y no el difícil, donde la vida, situada en la zona derecha del minimapa (del que hablaremos tras unos párrafos), disminuye mucho más rápidamente. A la hora de ser detectados es cuando más falla esta inteligencia artificial, pues aunque nuestros enemigos nos vean muy cerca no se abalanzarán sobre nosotros si la barra situada a la izquierda del minimapa no se llena de color azul hasta arriba. Somos conscientes de que este mecanismo está hecho para dar más facilidades al jugador en las misiones de sigilo especialmente, pero por ello no deja de parecer incongruente en la práctica. Por su parte la inteligencia artificial de la que gozan los viandantes (y también los conductores pero en especial los primeros) contribuye a dar una vida más intensa a la ciudad.

Los efectos nocivos de los disparos sobre Vito varían dependiendo de la distancia de este respecto al arma disparada y del tipo de armamento. De un escopetazo, si estamos a una distancia media de quien la utilice, seremos freídos en un abrir y cerrar de ojos. Para recuperar parte de la vida basta con que nos refugiemos en un lugar donde no nos impacten más disparos o golpes.

El arsenal, al que accederemos a través de la cruceta, que pone a nuestra disposición este título lleva la impronta de la época. Ametralladoras, escopetas, pistolas ligeras, granadas, cócteles molotov y nuestros puños nos servirán para hacer frente a todos los enemigos a los que nos enfrentemos.

A las tiendas de ropa que hemos citado, y cuyas compras (de lujo o no dependiendo de la tienda de que se traten) aparecen en nuestro armario, se suman los locales para comprar armas, los bares para tomar alcohol principalmente (aunque hemos de beber con control si no queremos estar mareados durante un buen rato), alguna plaza de alterne, los restaurantes para restaurar nuestra barra de energía comiendo, y el taller, donde podemos personalizar a placer nuestro automóvil, bien con el fin de despistar a la policía o por gusto. En el taller podemos cambiar la matrícula de nuestro vehículo y colocar la que nosotros queramos, aumentar su potencia, pintarlo, cambiarle las llantas, etc. Para todo ello necesitaremos obviamente dinero, que cosechamos con las misiones de la historia, robando coches (ganzúa en mano o rompiendo un cristal) y atracando locales (como bien queramos hacerlo) entre otras fechorías. Es aconsejable saber que si atracamos un local y matamos a alguien en su interior, este es precintado por la policía y tarda un tiempo en volverse a abrir. Así que, si queremos explotar el negocio, debemos andarnos con cuidado.

Entre otros elementos, también tenemos a nuestra disposición numerosas cabinas telefónicas repartidas a lo largo de la ciudad para ponernos en contacto con quien sea necesario, así como estancos, donde los ciudadanos compran los periódicos para luego leerlos en algún banco. Asimismo contamos con gasolineras para rellenar el tanque del automóvil que conduzcamos. Si bien es cierto que cambiamos de coche unas cuantas veces antes de que fundamos la gasolina, si se trata de un vehículo al que le tenemos un gran aprecio y queremos seguir utilizándolo cuando esté casi seco, las gasolineras nos dan la oportunidad de repostar. Manteniendo la atención al indicador situado en la parte inferior del velocímetro no tendremos ningún problema en controlar el nivel de combustible.

El minimapa será nuestro fiel aliado. En él se representarán toda la información relevante, pudiendo extender el mapa pulsando el botón select. Además, nos guiará mediante una línea roja hacia el objetivo de la misión que estemos cumpliendo o, a través de una línea verde, hacia el punto que hayamos marcado manualmente en el mapa.

Nuestra casa en cada etapa será esencial. Esta nos servir para cambiarnos de ropa, comer algo, llamar por teléfono, y algo fundamental en Mafia II: dormir, puesto que eso nos conduce al siguiente capítulo del juego. Aparte de esto contamos con un garaje, cerca de nuestra vivienda, para guarecer el vehículo que prefiramos y desde el cual podemos pagar su reparación. Cuando saquemos un coche del garaje podemos dejarlo sin miedo en la calle, pues este vuelve a aparecer en aquel, siempre que no lo hagamos papilla. El límite de coches almacenados ronda la docena.

La gran ausencia a nivel jugable de Mafia II es el inexistente modo online, que, sin duda, hubiera prolongado la vida de este título, aunque este modo hubiera sido difícil de cuadrar con el resto del argumento. Esta vida de la que hablamos no se puede definir como corta, sin embargo tampoco sería correcto tildarla como larga; tal vez un término a mitad de camino entre ambos sea lo más propicio. La duración, por tanto, es aceptable. Algunos objetivos adicionales como los coleccionables (cincuenta revistas de Playboy y ciento cincuenta carteles de “Se busca”) y un puñado de misiones secundarias refuerzan esta duración.

Desde el menú extras podemos acceder a las estadísticas, donde se refleja toda clase de información: las horas jugadas, nuestra arma y automóvil favoritos, el tiempo que hemos pasado viendo a las conejitas de Playboy (otra curiosidad bastante acorde al tono del juego), la cantidad de mafiosos y civiles liquidados, las distancias recorridas a pie y a cuatro ruedas, etc. También tenemos la posibilidad de visitar la "Cochepedia", puesta a nuestra disposición para echar un vistazo a las características de los coches conocidos hasta el momento, de ver los diseños de las estampas, de los carteles, de los "pinups", y de entrar en la galería de las conejitas que acabamos de comentar.

Las opciones nos permite llevar a cabo cambios en los controles, los ajustes de juego, el vídeo o el audio. Destaca por encima de los demás los ajustes de juego, desde donde podemos activar la simulación en el modo de conducción, así como las unidades métricas o imperiales, junto al texto de ayuda y los subtítulos, de un tamaño diminuto y, por ende, muy molesto.

Apartado técnico

Mafia II recrea una auténtica ciudad yanqui de las décadas de los 40 y 50 con kilómetros y kilómetros por recorrer. Los edificios, los vehículos de cuatro neumáticos, los transeúntes, las vestimentas, las armas, las zonas verdes, las afueras… todo está encaminado a contextualizar Empire Bay dentro de la época propuesta. La belleza de la metrópolis y de sus alrededores es indiscutible, cada palmo es una oda al buen gusto, un verdadero regalo a los seguidores de las ciudades estadounidenses de mediados de siglo. El diseño de los personajes, sus trajes, sus peinados y el ambiente de los locales también están hilvanados a medida para complementarse a la perfección con la ambientación en la que se inserta. Es una verdadera pena que muchos de estos modelos se repitan, como ocurre con los encargados de las gasolineras.

Sin embargo, a un nivel más técnico observamos numerosos problemas gráficos. Sobre todo “popping” (carga lenta de los objetos lejanos a medida que nos acercamos), “jaggies” (dientes de sierra), “tearing” (ruptura de la pantalla) y ralentizaciones, siendo especialmente molestas estas últimas, haciendo presencia también en los vídeos. En todo momento sentimos que sería necesaria más fluidez. Asimismo la calidad de las texturas nos desconcierta. Algunas veces lucen muy bien, sobre todo cuando la iluminación es la propicia, mientras que otras tantas nos parecen sencillamente horrorosas, principalmente cuando la cámara se acerca demasiado, algo común. Las animaciones caminan por la misma senda; algunas veces las transiciones entre movimientos son bruscas, contrastando con otras verdaderamente trabajadas. Esta irregularidad gráfica de la que hablamos es el auténtico punto débil de una obra que prometía mayor estabilidad a este nivel. La espectacularidad, por tanto, queda en entredicho.

Las físicas que experimentamos tanto durante nuestra travesía a pie como a bordo de un vehículo son sobresalientes. Los pesos están calculados eficientemente, siendo difícil y extraño observar cualquier desajuste en los movimientos de los objetos o del propio personaje. Al mismo tiempo la sensación de velocidad es destacable, siendo espectacular la deformación de los coches, aunque no podemos decir lo mismo de la destrucción del motor del coche, que más se asemeja, por su resistencia cuasi infinita, al de un tanque, pues que aun cuando se nos estropea, Vito lo puede arreglar con tan solo levantar el capó y moverlo. También nos sorprende que, al frenar, los cuerpos de todos nuestros acompañantes e incluso el del propio Vito se balanceen hacia delante, recreando lo que ocurre en la vida real, que Scaletta se tambalee al chocar con otros viandantes y que nuestras vestimentas y complementos cobren vida propia en cuanto a su movimiento individual

En cuanto a los efectos visuales, sobresalen las explosiones de los vehículos cuando los acribillamos a disparos (en especial en el depósito) que, sin ser sensacionales, están bien trabajadas, así como el efecto de los cócteles molotov que impactamos sobre materiales inflamables. La interacción con los elementos del escenario dejan tras de sí la marca de los disparos sobre las superficies que haya sido sometidas a un tiroteo (dependiendo del material del que se trate), en superficies más blandas, en lugar de incrustarse los proyectiles, las destrozaremos derribando buena parte de ellas. Otros efectos como los cambios climatológicos, las transiciones día/tarde/noche o las manchas en los coches y en la ropa del personaje en determinadas situaciones fortalecen el realismo .

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