Cada vez que superes un reto, se te planteará otro, no siempre de la misma índole (porcentaje de precisión de las notas, conseguir consecutivamente un número de ellas correctas, etc). Las canciones, por suerte, son conocidas, no necesariamente actuales pero muchas de ellas te sonarán si tienes cierta edad. Dragostea Din Tei o How To Save a Life son quizá de las más recientes, pero It"s a Sin (Pet Shop Boys), The Final Countdown (Europe) o I Want to Break Free (Queen) serán todo un regalo nostálgico a los oídos de quienes vivimos esas canciones en su día. No hay mucho que decir en contra del repertorio pues, en general, es variado y de calidad.
Sí lo hay sin embargo en cuanto a la dificultad de los retos, que no es lineal. Es posible que a mitad de tu carrera te encuentres con el reto de alcanzar un muy alto porcentaje de notas correctas, que quizá te cueste mucho lograr, y que las sucesivas pruebas, en teoría más difíciles, sean un paseo. De hecho, no habrá ninguna después de ésa ni remotamente cercana en cuanto a dificultad en las posteriores canciones. Otra pega que se le puede sacar a la Carrera es que termina demasiado pronto, quizá cuando más te esté gustando el juego y mejor te lo estés pasando, a pesar de tener una veintena de canciones.
Respecto a la jugabilidad, durante las canciones alternarás entre el piano, la guitarra y la batería, haciendo que la práctica no se vuelva monótona. Deberás pulsar con el stylus en el punto adecuado, unos círculos rotatorios que irán saltando de aquí a allá, para conseguir una buena actuación. Nada que decir al respecto de este sistema, en el cual la dificultad sí que es convenientemente creciente pero jamás supone un obstáculo demasiado tediosos de superar.
La ambientación es quizá la pretensión de hacer de este juego único, dados sus toques "monstruosos". En cierta forma, parece infantil, pero es graciosa. Incluso un mánager que no ve más allá del porcentaje que te sacará tiene algún que otro gag digno, y si llegas lo suficientemente lejos en la historia, verás un giro en la trama que, sólo por lo inesperado, ya vale la pena disfrutarlo. Con unos instrumentos y unos fondos fantasmágoricos, como puedes apreciar en las imágenes, eso es todo lo que tiene de original. Las notas que toques, por otro aldo, serán en formato MIDI; no esperes sonido real, pero incluso así cumplen su función y no por ello el juego es menos divertido.
Los otros modos son testimoniales a no ser que tengas una creatividad muy acusada y quieras componer tus propias melodías usando el compositor. El modo práctica, en realidad, no es muy necesario, pues el juego empieza con un nivel muy asequible aunque nunca se haya jugado a un título de estas características. Y el multijugador te permitirá disfrutar del juego en compañía de un amigo, retándole o uniéndoos.
Conclusión: Music Monstars no pasará a la historia como el mejor juego de su categoría, pero cumple con la función que tiene, que es divertir. Si el modo Carrera hubiese sido más largo, el título habría ganado mucho, pero habrá que conformarse con lo que hay.
Lo mejor: Es divertido y sencillo de jugar. El repertorio de canciones es bueno.
Lo peor: Es corto y la curva de dificultad tiene altibajos.