Nier es una mezcla de varios géneros, pero que sobre todo respira del Hack’n Slash y del RPG. Imaginemos un Final Fantasy a partir de la séptima parte y recordemos los combates a lo que nos enfrentábamos cuando recorríamos el mundo y nos aparecían enemigos que ayudaban a subir nuestro nivel. Si esto lo realizamos en un entorno en 3D, donde el personaje debe andar a diestro y siniestro y dando mandobles por doquier, además le sumamos alguna fase de plataformas, otra de esquivar objetos y lo aderezamos con ambiente de ICO encontraremos la fórmula magistral de Nier.
Antes de empezar a hacer la búsqueda más refinada debemos prepararnos primeramente haciendo unas pequeñas misiones. En éstas, que consistirán en hacer recados y ayudar a los demás, conseguiremos un dinerillo extra con el que comprar nuevos objetos y en un futuro y después de recorrer mucho, pero mucho mundo, empezar a mejorar nuestras armas.
Nos encontramos con un mundo abierto con muchísimas misiones secundarias y especificaciones que más de un juego de rol quisiera. Así podremos pescar, cazar y cultivar de una forma más amplia de la que Fable II nos prometía, haciendo de esta manera una vida paralela en el juego. Estas habilidades podrán ser mejoradas al igual que nuestros atributos físicos y armas. Además podremos hablar con casi cualquier persona, conocer sus problemas y ayudarlas en lo posible.
En nuestra misión nos acompaña un libro de conjuros, de nombre Grimoire, que además de hacer la función de diario de bitácora, lanzará potentes conjuros que hará añicos a los enemigos más poderosos.
Los escenarios en los que nos encontramos son muy largos y bien realizados. Pero la baja carga poligonal y el desafortunado uso de texturas y luces, hace parecer a Nier de un aspecto de generación pasada, más propio de Playstation 2 que de la nueva consola de Microsoft. Eso sí, para recorrer todo el mapeado hace falta muchas, pero que muchas horas de ir a pie, por lo que más de una vez nos viene a la cabeza el uso de una montura, como en los MMORPGS o el mismo Assassin’s Creed.
La cámara cambia según la acción del momento. Así, en las fases de combate y desplazamiento tenemos la vista en 3D trasera clásica, en las fases de plataforma tendremos una vista lateral similar a la de los juegos 2D tipo Super Mario y otras veces, dentro de las mazmorras, pasaremos a una vista cenital similar a Gauntlet.
Normalmente, al final de cada región nos encontraremos con un enemigo final, estos tienen un aspecto imponente y la mayoría de veces son gigantescos. Recuerdan mucho a los del primer Devil May Cry con un toque decorado del universo de ICO. Desgraciadamente, en el largísimo camino entre enemigo final y enemigo final, tendremos que abatir a una ingente cantidad de enemigos que son exactamente iguales, haciéndose, en algunos momentos, agotador. Y esto es un gran fallo reprochable de este juego de SquareEnix, donde los cambios de ritmo son brutales y pasaremos de momentos de éxtasis frenético y absoluta diversión, al tedio más deprimente.
La música, aunque bonita y variada, es demasiado repetitiva y agota, llegando por momentos a bajar totalmente el volumen del televisor para no sufrir un ataque de ira espontáneo y tirar la televisión por la ventana.
Pero si además de los gráficos penosos, la música machacona y de los cambios de ritmo irregulares le sumamos que no sólo no está doblado al español, sino que además está subtitulado en inglés, las ganas de jugar a Nier se vuelven muy pero que muy personales.
Conclusión
Nier es un buen juego mal acabado. El argumento no es sorprendente pero sí regular, los gráficos demuestran un estilo artístico cuidado pero una dejadez a la hora de acabarlos. La música, aunque no esta mal la primera vez que la oyes, acaba rompiéndote los tímpanos al repetirse una y otra vez con eternos loops.
El hecho de que no esté subtitulado al español es inaceptable y aunque si obvias todo eso, te centras con un sentido completamente inmutable y disfrutas de las muchas opciones que tiene y sus más de 30 horas de juego, puede que te guste.
En definitiva, un magnífico ejemplo del pudo ser y no fue.