Análisis de Metal Slug 4 (PS2)

Carátula Metal Slug 4

Fecha de lanzamiento: 26 de octubre del 2005

Características: PS2-Acción

Distribuidor: VirginPlay

Productor: Ignition Entertainment

Desarrollador: SNK Playmore

Precio: 29,95€

Manual: Castellano.
Textos: Inglés.
Voces: Inglés.

Código PEGI: + 12

Web oficial: Disponible

 

Imagen 10 de Metal Slug 4

Imagen 9 de Metal Slug 4

Imagen 8 de Metal Slug 4

Imagen 7 de Metal Slug 4

Imagen 6 de Metal Slug 4

Imagen 5 de Metal Slug 4

Imagen 4 de Metal Slug 4

Imagen 3 de Metal Slug 4

Imagen 2 de Metal Slug 4

Imagen 1 de Metal Slug 4

Análisis publicado el 14-12-2005 por Buja.

Clásica recreativa donde las haya, Metal Slug 4 nos trae la oportunidad de machacar los botones de nuestro dual shock para llevarnos por delante, en un mar de explosiones, a los cientos de enemigos que nos avasallan. Simple y directo, vamos a poner a prueba nuestros reflejos retrocediendo una década en el tiempo y rememorando largas y tensas tardes en los salones de recreativas.

El clásico silencioso

En la ya notable historia de los videojuegos, hay una serie de franquicias, series o personajes que se han convertido en iconos y que la gran mayoría del público, sea aficionado acérrimo al software lúdico o no, reconoce e identifica con este sector. Hablamos de indiscutibles como Pac-Man, Mario, Sonic, Street Fighter o Tomb Raider. El título que nos ocupa no cuenta con ese renombre pero, sin embargo, cuando cualquier persona entre 15 y 35 contempla una pantalla de Metal Slug en una máquina arcade, un MAME o una reedición para consola rápidamente rememora nervios, acción frenética y un bolsillo que se vaciaba a la velocidad del rayo según comprábamos continuaciones en la recreativa. Pocos juegos han tenido una aceptación tan popular y han sido disfrutados por expertos, profanos o gente de paso. Hay títulos mucho más populares, cierto, pero dudamos que ninguno haya tenido una valoración positiva tan universal. Eso sí, pretender que la gente diferencie una entrega de la siguiente o siquiera recuerde el nombre del juego ya es harina de otro costal.

Donde hay tres hay cuatro. O cinco. O seis

Si SNK se caracteriza por algo en su producción de máquinas arcade es que una vez han encontrado un filón, sacan tantas versiones y secuelas de la serie que pronto somos incapaces de diferenciar unas de otras. King of Fighters es el mejor ejemplo de ello. Y Metal Slug no podía ser menos. La adaptación que tenemos entre manos es la de la cuarta entrega (¿la llegamos a probar en recreativa?), quinta si rememoramos el Metal Slug X que ya se adaptó para PSX. ¿Diferencias respecto a sus antecesores? Básicamente, ninguna. El equipo desarrollador ha cambiado, pero eso poco nos incumbe cuando estamos ante esta serie. ¿Esperamos a Metal Slug 5 o Metal Slug 3D? Lo mismo nos da, que nos da lo mismo. La filosofía y jugabilidad son idénticas en cada nueva versión, por lo que debemos valorar otros aspectos para comparar episodios.

De historia y personajes

Por si a alguno puede interesarle, una asociación terrorista ha desarrollado un virus informático con el que pueden controlar las armas militares internacionales. Ante tal amenaza se dispone un comando de cuatro miembros para pararles los pies, llevarse por delante todo lo que aparezca en su camino y reventar con explosiones nuestras pantallas. Para los más friquis, decir que los personajes Tarma y Eri de anteriores entregas han sido sustituidos por Nadia y Trevor, una chica monísima y un machote armado hasta los dientes. Repiten aparición Marco y Fio, de los que podríamos decir tres cuartos de lo mismo. ¿Diferencias a la hora de jugar entre uno y otro? Ninguna, salvo que prefiramos ver a un aguerrido soldado o a una decidida combatiente repartiendo plomo sin ton ni son.

Mecánica (por si no sabes de qué va esto…)

Seremos breves, porque tampoco puede decirse demasiado. Estamos ante un arcade 2D de desplazamiento horizontal. En determinados momentos podremos movernos verticalmente a nuestra voluntad o nos veremos cayendo de una plataforma a otra, pero la mecánica fundamental es ir de izquierda a derecha esquivando ataques enemigos y disparando como posesos hasta llegar al final de la fase, donde encontraremos un mastodóntico enemigo jefe, del que habrá que estudiar su comportamiento y pautas ofensivas si queremos sobrevivir más de dos segundos en su presencia. Tras machacar los botones de nuestro mando y sudar la gota gorda, pasaremos al siguiente nivel, así hasta completar el juego. Por el camino nos encontraremos con cápsulas que aumentarán nuestra potencia de fuego y, sobre todo, con vehículos (las “babosas de metal”) que nos darán una inmunidad temporal y nos permitirán soltar obuses más destructivos que las armas convencionales. Si nos lo podemos permitir mientras esquivamos explosiones y disparos, también podremos rescatar a los clásicos prisioneros famélicos, lo que aumentará nuestra puntuación al completar la fase. A eso le añadimos unos viajecitos en coche (donde nuestra preocupación será seguir disparando como locos) y tenemos un cóctel de adrenalina pura. Aquí no se descansa un segundo y no hay tiempo para puzzles ni enigmas. A disparar tocan.

Control simple y efectivo

Acostumbrados a los juegos actuales, donde hay que pulsar tantos botones que a uno no le quedan ya dedos y casi acabamos recurriendo a otros apéndices para controlar a los protagonistas, Metal Slug es la sencillez personificada. Los botones direccionales para mover al personaje, un botón para disparar, otro para saltar, otro para tirar granadas (¡resérvalas para los enemigos jefe!) y otro para el socorrido y escaso ataque especial. El dual shock responde bastante bien a nuestras frenéticas órdenes, aunque sí debemos decir que el pulgar acaba resbalándose un poco ante tanta acción y que resultaría mucho más cómodo un stick como los de las recreativas. En fin, eso sería ya afinar mucho y, como podéis imaginar, no hace falta ni leer las instrucciones para ponerse a jugar.

De sonidos y gráficos

Es difícil valorar Metal Slug 4 en este aspecto, porque hablamos de una conversión de una antigua recreativa en la que, precisamente, las virtudes audiovisuales no son su principal reclamo. Centenares de sprites 2D en pantalla y personajes pequeños y rechonchos con una animación bastante limitada. Música trepidante y repetitiva que cae siempre en segundo término ante el estruendo de las explosiones. Alguna ilustración por aquí y por allá trata de justificarnos un argumento y la palma visual se la llevan, como cabía esperar, los inmensos enemigos de final de fase, a cada cual más grande y amenazador. No tiene mucho sentido hablar de los gráficos de este juego con un baremo actual e imparcial, sino que debemos mentalizarnos de qué titulo es el que nos ocupa y qué capacidad técnica implica. Viéndolo así, Metal Slug 4 cumple con lo esperado y no ofrece ni más ni menos de lo que podríamos exigirle.

Una consola no es una recreativa

Y es éste el punto fundamental de nuestro análisis. La conversión es perfecta y los controles son efectivos, luego deberíamos estar ante una experiencia clavadita a la de la recreativa. ¿Es así? Mucho nos tememos que no. En un intento de facilitarle las cosas a los usuarios, se han incluidos infinitas continuaciones, lo que hace bajar en picado la experiencia de Metal Slug. En los salones de arcade, íbamos con el dinero contado, y a la emoción del juego se le unía el número finito de “monedas de cinco duros” que llevábamos en los bolsillos. Una aventura dentro y fuera de la pantalla. En PS2, con apretar Start seguimos batallando en el mismo punto donde nos mataron, quedándose también el juego en el mismo estado. ¿Qué significa esto? Que matar a un antaño imposible jefe de final de fase es ahora sólo una cuestión de aporrear el botón y continuar cuando nos lo soliciten. Vamos, que casi podríamos acabarnos el juego sin mirar siquiera la pantalla. Esto afecta directamente a la segunda gran virtud de la recreativa: las partidas con dos jugadores. Que entrara un amigo a la partida en la máquina arcade era un descanso para nuestros dedos y un alivio para nuestros ojos y nuestros bolsillos. Ahora es una forma de aligerar pasar de una fase a otra, pero pierde el encanto “colaborativo” de la recreativa. Un detalle aparentemente tan insignificante traiciona el espíritu del arcade original y nos da una experiencia de juego que no tiene nada que ver con los salones recreativos de hace años.

Valoración

Jugar a un Metal Slug siempre es una experiencia divertida y su sencillez de control y desarrollo se agradecen en estos días, donde se confunde entretenimiento con realismo y complejidad del videojuego. En este aspecto, estamos ante un título muy ameno y simpático, eso no puede negarse. Las cuestiones audiovisuales no deben entrar demasiado en la valoración del juego, ya que sería como analizar el Tetris por sus gráficos y su música. Pero se le podría haber exigido más. Sólo tenemos cinco misiones y, al contrario que con Metal Slug 3, no tenemos extras que nos inciten a seguir jugando. Eso, añadido a las continuaciones infinitas, hacen que una vez completemos el juego (o tengamos que apagar la consola) nos interesemos por cualquier otro título que haya caído en nuestras zarpas. Lo juegas, pasas un buen rato (esto es innegable) y lo dejas en tu estantería para que acumule polvo. Si eres nostálgico, lo apreciarás mucho más. Tampoco vamos a engañaros, ésa es la finalidad de esta conversión.

Lo mejor: Enciendes, coges el mando y te pones a disparar sin hacer preguntas.

Lo peor: Las continuaciones infinitas y la falta de extras.

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Horas jugadas: Más de 5

Jugabilidad: 7
Gráficos: 4
Música y sonido: 4
Edición española: 3
Nota final: 6

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