Night Watch es el juego oficial de la película de fantasía rusa conocida en nuestro país como “Guardianes de la Noche”, que narra el enfrentamiento entre las fuerzas del bien y del mal representadas por los “otros”, aquellas personas que disponen de poderes especiales por las más variadas razones. Hasta aquí todo es muy típico, pero la ambientación en el actual Moscú post-comunista y el precario equilibrio entre facciones que se vigilan entre ellas basándose en un antiguo pacto plagado de recovecos legales hacen le dan a esta obra (el inicio de una trilogía) un extraño y adulto atractivo, aunque no apto para todos los estómagos.
Los chicos de Nival han debido pensar que puestos a ser raros, lo mejor es serlo hasta el final, y su producto está orientado a los compatibles y a los jugadores más sosegados, los habituales del cada vez menos común rol táctico por turnos. La apuesta es valiente; el resultado, mediocre.
Déjà Vu
Si has jugado a Hammer & Sickle, Night Watch te resultará familiar en exceso. El uso del mismo motor gráfico (limitado y mal empleado) que animaba a Silent Storm, así como de una interfaz semejante (salvo por ligeras mejoras) hacen que un título parezca ser un mod del otro. En comparación, Night Watch sale ganando por su control menos engorroso, su superioridad visual, mayores opciones de diálogo y dificultad más accesible. El ritmo no es tan exasperantemente lento, pero el exceso de escenas cinemáticas destruye cualquier aproximación al dinamismo.
Tampoco hay demasiados personajes entre los que elegir, apenas un mago, un hechicero (la diferencia entre ambos radica en el uso de magia directa o de objetos encantados) y un cambiante similar a la mujer-tigresa del largometraje. Veremos si todo esto mejora con su secuela.