Empecemos por el anteriormente mencionado realismo. Pero antes hablemos de otros juegos de estrategia en tiempo real que no son Men of War, pueden ser de cualquier época y guerra, pero casi todos tienen algo en común: hay unidades a pie, unidades de transporte y carros blindados de diversos tipos o similar. En algunos todas las unidades se mueven de manera realista y en otras parece que derrapan por el suelo y no siguen las leyes de la física, en todos tenemos una “barra de energía” que muestra el estado de las tropas y vehículos y las unidades son destruidas cuando esa barra llega al final. La estrategia de ataque estandar en todos estos juegos es lanzar a nuestras tropas contra las del enemigo tratando de tener superioridad numérica o unidades más fuertes.
Bien, pues en Men of War eso no pasa. Las unidades se mueven de manera realista siguiendo las leyes de la física. ¿Quieres subir un cañón a una colina? Pues más te vale que consigas un tractor o un trasto con un gran motor, porque dos hombres empujando no van a poder; los tanques se mueven a una velocidad realista (los grandes y pesados lentamente, los ligeros bastante rápido, pero menos que los vehículos con ruedas, etc) y sus piezas también responden de manera realista; por ejemplo, no tiene que ver nada la velocidad de giro de la torreta de un King Tiger con la de un Panzer IV. Esto no sólo es un detalle de realismo y estético, sino que afecta de una manera poco sospechada a la jugabilidad; por ejemplo, en otros juegos nadie se pensaría que un monstruoso King Tiger necesita escolta de tanques pequeños o infantería, sin embargo en Men of War algo así debemos tenerlo siempre en cuenta.
Y no sólo eso, tampoco existe el concepto “barra de energía”. Bueno, en realidad si existe para la infantería, aunque un disparo bueno de un francotirador o fusilero pueden acabar con un hombre como si esa barra no existiera. Sin embargo, cuando queremos curar a nuestros hombres veremos como dejan su arma, sacan su paquete de vendas e intentan remendarse.
La cosa ya llega a extremos nunca vistos cuando notamos la ausencia de la citada barra de energía en vehículos. En otros juegos un King Tiger tiene el doble (o más) de dureza que un Sherman, con lo cual un Sherman siempre pierde a no ser que envíes a dos o tres juntos, pero da igual si atacan de una manera u otra. Sin embargo en Men of War los desarrolladores han tenido en cuenta cosas tan poco habituales en un juego como el calibre de los proyectiles, la fuerza de la gravedad, el tipo de cabeza (explosiva o perforante), la onda expansiva, la metralla y una gran cantidad de piezas móviles.
¿Y como se traduce esto en la jugabilidad? Pues siguiendo con el ejemplo anterior del King Tiger vs. uno o varios Sherman, ocurriría exactamente lo mismo que ocurriría en la vida real. Si atacas al tanque alemán por la parte frontal sería absolutamente invulnerable, el calibre 75mm del Sherman no podría perforar el blindaje del King Tiger, y da igual si atacas con uno, dos o cinco tanques, ganaría el alemán.. Pero... sin embargo, si creas maniobras de distracción, cortinas de humo, consigues dañar la cadena del King Tiger para que no se mueva, matas a los tripulantes que se bajen a intentar repararla y logras colar un Sherman tras el tanque alemán a una distancia cercana para que le dispare por la zona del motor tendrás la victoria.
Si además tenemos en cuenta que se han corregido errores de Faces of War (cañones ya no son casi indestructibles, por ejemplo) y lo sumamos al excelente sistema de reconocimiento de obstáculos del juego (tus hombres y los del enemigo se pueden proteger detrás de cualquier cosa que haya en el escenario, literalmente hablando) no hace falta que explique lo que supone todo esto para la jugabilidad. Estamos sencillamente ante un tipo de juego que pocas veces se ha visto antes (exceptuando en los anteriores juegos de la saga y otros títulos de público minoritario) con un equilibrio casi perfecto.
A pesar de que el juego usa el engine de su predecesor, se podría decir que a nivel técnico es una delicia. No importa dónde pongas el zoom, todo resulta realista y con unos gráficos muy buenos. Se nota que los creadores del juego han trabajado mucho en optimización, ya que en Faces of War cuando un tanque atravesaba una casa la pérdida de imágenes por segundo era alarmante y sin embargo en Men of War eso no ocurre, a pesar de que el número de escombros y polvo que se genera en un caso así ha aumentado considerablemente. El sonido también es una delicia, ya que están perfectamente diferenciados los efectos que producen los distintos tipos de armas y vehículos y todo suena bastante realista (desde el punto de vista de alguién que no ha visto un de estos trastos movíendose en toda su vida, claro...). Puedes saber que es lo que se te viene encima simplemente escuchándolo, lo cual también hace que mejore la jugabilidad.
La única pega que se le puede poner es el sistema de dificultad, que hasta en el nivel fácil hace que algunas misiones sean realmente complicadas; no he probado el modo difícil, ya que en el nivel medio lo he pasado muy mal para terminar algunas misiones. Nada nuevo, el primer juego de esta saga tenía un sistema de dificultad completamente demencial, aunque si queremos ver el vaso medio lleno se podría decir que el desafío es aún mayor... En cualquier caso, Men of War es, sencillamente, una pequeña joya que no te puedes perder si te gustan los juegos de estrategia y estás harto de ver lo mismo de siempre repetido hasta la saciedad.