Análisis de Final Fantasy XIII (PS3)

Carátula Final Fantasy XIII

Fecha de lanzamiento: 09 de marzo del 2010

Características: PS3-Rol-Turnos-3º persona-Futurista-Estilo japonés

Distribuidor: Koch Media

Productor: Square-Enix

Desarrollador: Square-Enix

Precio: 69.95€

Manual: Castellano.
Textos: Castellano.
Voces: Inglés.

Código PEGI: 16+

Web oficial: Disponible

 

Imagen 43 de Final Fantasy XIII

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Análisis publicado el 18-08-2010 por Raven.

Hace algo más de 22 años hizo su aparición en el mercado del entretenimiento casero. Ha paseado sus complejas historias prácticamente por todas las plataformas de juegos que han existido, incluyendo sus escarceos con el mundo online; y sobre todo, ha sido capaz de unir a varias generaciones entre sí bajo un único estilo de juego, y para algunos, incluso de vida. Ahora nos llega el decimotercer episodio de la saga y todo ha vuelto a empezar. Acompañadnos mientras desgranamos las virtudes y los defectos de la última entrega de Square-Enix. Forma parte de la leyenda….

Un nuevo punto de vista…

Llevar a buen puerto un Final Fantasy no es una tarea sencilla. Cada capítulo que ha visto la luz ha ido añadiendo una nueva generación de jugadores entorno a este curioso universo, y con cada uno de ellos, las expectativas siempre han ido en aumento.

Para muchos fans la franquicia alcanzó su culmen en los capítulos VII y VIII. Y prueba de ello es que una película y algún que otro spin-off surgieron de sus complicados argumentos; pero Square-Enix nunca ha tirado la toalla y la intención de volver a reinventar la saga y devolverla al esplendor que se merece ha seguido ahí presente. Para esta ocasión no han escatimado en recursos ya que se han invertido más de 3 años de trabajo y se ha involucrado a más de 300 profesionales en su desarrollo. Y todo con la única finalidad de presentar ante los exigentes fans un nuevo capítulo que disfrutar y recordar.

Si hubiera que hacer un análisis clínico diríamos que nos encontramos ante un RPG japonés puro y duro, es decir; nos encontramos delante de un juego de lucha por turnos, en el que la historia es uno de los pilares fundamentales del propio desarrollo de la aventura y donde las cinemáticas son casi tan protagonistas como los momentos de acción.

Y aunque con esta explicación no hubiéramos engañado a nadie, si que nos hubiéramos dejado toda la esencia de este maravilloso juego en el tintero, amén de sus curiosas (y dicho sea de paso, controvertidas) innovaciones en el campo de los RPGs. Pero cada cosa a su tiempo.

Hablemos de la historia…

…aunque solo lo justo. Y es que FFXIII nos narra una historia de amistad, de superación y de valores fundamentales preciosa que merece la pena descubrir por uno mismo. Es una moraleja constante vista a través de los ojos de sus protagonistas. Una historia narrada desde el corazón que seguro será capaz de remover ciertas cosas, muy diferentes entre sí para cada jugador que se quiera asomar, pero que seguro que a nadie dejará indiferente. Pero vamos con los hechos fundamentales que ponen en marcha este complejo engranaje.

A nadie le sorprenderá que le anunciemos que este nuevo episodio poco, o mejor dicho, nada tiene que ver con todos los anteriores. Apenas alguna que otra referencia cruzada y algún que otro bicho o enemigo común. El resto es, como siempre ha pasado, de nuevo cuño.

Y es que en esta ocasión nos encontramos con un mundo divido en dos. El Nido y el Gran Paals. La Humanidad se encuentra protegida en el primero, mientras que todas las bestias del Universo moran por el segundo. En este mundo existen una serie de Dioses, más conocidos como Fal’cie. Existen los Fal’cie del Nido y también existen los Fal’cie de Paals.

Para la Humanidad, los Fal’cie son los que se encargan de su cuidado y protección. Por poner unos sencillos ejemplos, existe un Fal’cie que proporciona luz y calor al mundo, otro se encarga de proporcionar alimentos… Y este delgado equilibrio se mantiene gracias a mantener a ambos mundos separados. Pero como era de esperar, la interacción entre ambos es inevitable y para ello existe el Ejército del Sanctum. Por decirlo finamente, es una unidad especial de combate encargada de que los habitantes del Nido nunca sufran ninguna agresión de los elementos que habitan en el Gran Paals. Comandada por el Primarca del Nido (la máxima autoridad), disponen prácticamente de carta blanca para mantener su territorio fuera de peligro.

Los Fal’cie, a su vez, tienen la capacidad de infundir misiones, bueno, más bien maldiciones, a aquellas personas que se acerquen en sus alrededores. Así, si hubiera un ataque inesperado, alguno de los presentes tendría el honor de proteger al Fal’cie. O puede que para servir de conexión para un bien superior, o aquello que el Fal’cie considere de primera necesidad en ese instante.

A estas personas tan generosas en sus actos se les conoce con el nombre de Lu’cie. Quedan marcados por el Fal’cie que les encomienda la tarea y su destino a partir de ese momento solo puede tomar dos caminos (de ahí la maldición). Si cumple su misión con éxito, la persona se convierte en una efigie de cristal para ser venerada eternamente. Si por el contrario, fracasa en el intento (o se dilata demasiado en ello), su futuro es convertirse en un monstruo llamado Ci’eth y vagar por el mundo con la culpa de su propio fracaso.

Bien, pues una vez explicado el orden de las cosas, nos venimos hasta nuestros 6 intrépidos protagonistas. Tan solo os vamos a contar de su vida que lo único que, a priori, se podría decir que tienen en común entre ellos es que se encontraban en el mismo lugar y a la misma hora contemplando una preciosa estampa de fuegos artificiales al borde del mar.

Y a partir de aquí, el resto lo tendréis que descubrir y disfrutar vosotros mismos en vuestras consolas. Nosotros no os vamos a desvelar nada más. Simplemente animaros a profundizar en esta historia tan bonita, porque aunque al principio la cosa parezca que no avanza, tan solo es porque nos tienen que explicar las inquietudes que mueven a cada uno de los protagonistas a comportarse como lo hace.

… y sigamos con el sistema de juego

Antes os hemos dicho que FFXIII podría considerarse como un RPG japonés clásico pero con ciertas innovaciones; y es que aunque no os hemos mentido, tampoco os hemos dicho toda la verdad.

Es cierto que nos encontramos ante un RPG casi de libro en su planteamiento general, pero no así a lo largo de todo su desarrollo. Dejad que nos expliquemos.

FFXIII rompe los esquemas establecidos para los juegos de rol de una manera bastante radical. Forma parte de esa idea original de reinventarse a sí mismo y evitar comparaciones, a la vez que se abre una nueva vía para seguir desarrollando nuevas e intrincadas historias. Pero no miremos tanto al futuro y parémonos a examinar lo que tenemos entre manos.

En primer lugar el vasto mundo que tenemos que explorar. Estamos acostumbrados a vagar por todos los abiertos y enormes mundos de FF como almas en pena, donde los enemigos nos surgen aleatoriamente de la nada y en donde tener cierta prisa para llegar de un punto a otro es irrelevante a la hora de evitar los combates. Bien, pues esto ha cambiado de plano. La historia ahora es la protagonista absoluta de nuestras acciones y es la que, literalmente, nos guía a través de los grandiosos escenarios.

Y aquí es donde llega el primer gran conflicto. El que la historia nos dirija tan fervientemente por los derroteros que estime oportuno choca de plano con la idea de mundo abierto y explorable. Los escenarios son gigantes, cargados de detalles y soberbios en su manufactura general, pero son igual de lineales que los que pueda tener un FPS cualquiera. No hay forma humana de salirse de los rieles, salvo en una única fase en la que, creemos que para acallar ese sentimiento de falta de libertad, se nos permite explorar varios (y enormes) escenarios interconexionados entre sí, y sin ningún tipo de prisa.

La segunda innovación surge en la capacidad de evolución de nuestros personajes. Normalmente, en cualquier RPG habitual, ganando combates se ganan puntos de experiencia. Con estos puntos se van ganando niveles. El número de puntos para pasar de un nivel al siguiente va aumentando casi de manera exponencial y según se van alcanzando, nuevas habilidades y poderes van pasando a formar parte nuestro arsenal.

Bueno, pues en FFXIII esto varía de cierta manera. Si bien ganando combates se siguen adquiriendo un cierto número de puntos de experiencia, que aquí se denominan como puntos de cristal, el ir adquiriendo nuevos niveles no es algo tan lineal y banal como pudiera esperarse. Nuestros personajes disponen de un Cristarium personalizado. Por decirlo de una manera sencilla, es como un árbol de tecnologías de cualquier juego de estrategia. Así nuestro protagonistas tienen disponible unos ciertos roles con los que trabajar y seremos nosotros los que decidamos cuáles de ellos y en qué medida queremos ampliarlos.

Y ya que hablamos de los roles, esto nos sirve para dar pie a la tercera y última gran innovación que aporta FFXIII a los RPGs. Las estrategias de combate. Hemos dicho que cada personaje puede asumir un rol específico dentro del grupo, y también hemos dicho que cada personaje dispone de varios roles dentro de su desarrollo; pues bien, a la hora de combatir, el papel que desempeñe cada uno de ellos es básico y fundamental. Tanto es así que de ello dependerá casi en el 90% el resultado de los enfrentamientos a los que tendremos que plantar cara.

Los roles son los siguientes:

- Castigador: nuestro personaje realiza ataques físicos para reducir al enemigo
- Fulminador: nuestro personaje utiliza la magia para causar daño al enemigo
- Protector: Nuestro personaje desarrolla una gran defensa y atrae el ataque enemigo
- Inspirador: Nuestro personaje utiliza su magia para otorgar características especiales a sus compañeros
- Obstructor: Nuestro personaje utiliza su magia para anular los poderes enemigos
- Sanador: Como su nombre indica, se encarga de curar (y revivir) a nuestros personajes durante la batalla.

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