Teniendo en cuenta el hecho de que, independientemente de la teconología anti-piratería utilizada, los piratas siempre han conseguido hackear la consola portátil de Nintendo, la compañía japonesa ha llegado a un acuerdo con Capcom y otras 53 editoras de videojuegos de Japón para unir fuerzas y acabar con las ventas de la popular flashcard R4. A principios de año, un tribunal de Tokyo condenó la venta de dichos dispositivos. Sin embargo, Capcom dice que "esa acción legal no ha tenido ningún efecto significativo en el período de intervención", y los vendedores ignoran las advertencias. Por ello, Capcom pide un nuevo juicio que la compañía espera que encabece una regulación que reconozca que "su compañía y otros fabricantes de software han sufrido daños debido a la proliferación de instrumentos ilegales".
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