Bowling Green News publica un buen artículo cuestionando la utilidad de los sistemas de clasificación por edades en los videojuegos, puesto que el sexo y la violencia se mantienen como algunos de los principales atractivos para los usuarios más jovenes. A la vista de una encuesta realizada en USA, el 50% de los progenitores ni entiende el sistema y sólo 1 de cada 5 niños preguntados dijo que sus padres se habían negado alguna vez a dejarle comprar un juego por su contenido o clasificación. Es más, el 80% de los chavales reconoce que entre sus 5 juegos más deseados hay algunos sólo para adultos. Lo que se deja notar a la vista de los exitazos de ventas de Grand Theft Auto o Max Payne. Cabe preguntarse si lo que está sucediendo alrededor del sistema americano (ESRB) puede extrapolarse al mercado europeo, o en concreto al español (PEGI).