Análisis de Supreme Commander 2 (PC)

Carátula Supreme Commander 2

Fecha de lanzamiento: 05 de marzo del 2010

Características: PC-Estrategia-Militar-Tiempo Real-Futurista

Distribuidor: Koch Media

Productor: Square-Enix

Desarrollador: Gas Powered Games

Precio: 39,99€

Manual: Español.
Textos: Español.
Voces: Inglés.

Código PEGI: 7

Web oficial: Disponible

Requisitos: Windows XP/Vista/7· Procesador a 2,6 GHz o superior· 1 Gb de RAM (XP) o 1,5 Gb (Vista/7)· Tarjeta gráfica 256 Mb compatible DX9 con Pixel Shader 3.0· DirectX 9.0· 5 Gb de espcio libre en disco duro· Conexión a internet de banda ancha o por cable

Requisitos recomendados: Windows XP/Vista/7· Procesador AMD Dual Core 3 GHz o superior· 2 Gb de RAM· Tarjeta gráfica ATI Radeon X1800 o equivalente con 256 Mb y Pixel Shader 3.0· DirectX 9.0· 5 Gb de espcio libre en disco duro· Conexión a internet de banda ancha o por cable

 

Imagen 14 de Supreme Commander 2

Imagen 13 de Supreme Commander 2

Imagen 12 de Supreme Commander 2

Imagen 11 de Supreme Commander 2

Imagen 10 de Supreme Commander 2

Imagen 9 de Supreme Commander 2

Imagen 8 de Supreme Commander 2

Imagen 7 de Supreme Commander 2

Análisis publicado el 03-06-2010 por apetecan.

Tres facciones enfrentadas en una guerra futurista, y la llave de la victoria parece estar en crear más unidades, más grandes y más poderosas. Pues hagámoslo.

Supreme Commander 2 llega como la secuela del que en su día fue un juego de estrategia en tiempo real moderamente exitoso e innovador. Aquél, como primer juego o primer "experimento" (palabra que casa estupendamente con el contexto) dejó algunos fallos o, por lo menos, opciones no del agrado de todos. La secuela llega con el aroma del primero, pero mejor pulido, más ágil y directo.

En el juego hay tres facciones diferentes. Cada una, con unidades que, aunque en algunos casos equivalentes, son de distinta apariencia, dando verosimilitud a la guerra. Desplegando el árbol tecnológico, nos podremos hacer con muchas más. En una partida larga, con todas las tecnologías investigadas, la cantidad de unidades y estructuras tanto de ataque como de defensa puede ser enorme, y no sólo en variedad sino también en cantidad. Para contruir todo ello deberemos hacer acopio de dos recursos básicos, masa y energía, y un tercero no necesario para la creación pero sí para su desbloqueo, la investigación. Los tres recursos se generan en las estructuras que construyamos a tal efecto y, mientras la investigación y la energía las acumularemos tan rápido como edificios erijamos y espacio tengamos, la masa sólo se obtiene de algunos puntos preestablecidos, con lo que su conquista pasa a ser un factor estratégico para estar en ventaja económica frente al oponente. Con esa infraestructura ya levantada, podremos empezar a crear edificios de inteligencia, defensivos y de generación de unidades militares, terrestres, navales y aéreas. Más adelante, las fábricas experimentales nos permitirán engendrar verdaderos monstruos que se alzarán sobre el resto del ejército como enormes baluartes. Y, como el rey en ajedrez, tu avatar, el robot en el cual está tu personaje y que no puede caer bajo ningún concepto, pues perderás la partida. El rival tendrá otro comandante igualmente importante y decisivo.

Es cierto que en un primer momento el juego requiere algo de memorización, algo de práctica para saber cuáles son las unidades realmente más efectivas y algo de tiempo para comprender el denso árbol tecnológico, pero no se tarda mucho en aprender los primeros pasos y los siguientes se darán casi sin darse uno cuenta. Algunas de las unidades serán muy parecidas entre sí, al menos por apariencia y en alguna facción, pero éste es un juego que incentiva la espectacularidad, y ésta se consigue sobre todo con las unidades experimentales, mucho más grandes y enormemente diferentes (es difícil confundir a un kraken robótico con un destructor al que le asoman patas y puede adentrarse en tierra, por ejemplo). Fruto también de los tamaños enormes de estas unidades encontramos uno de los pocos fallos que tiene el juego, que es la IA en lo que a movimiento se refiere, pues necesitan de amplios espacios para desplazarse con normalidad. Una base propia atestada de edificios muy juntos entre sí será un escollo que los monstruos más gigantescos difícilmente podrán superar. Pero es sólo un pequeño inconveniente que se compensa con creces con la magnificencia de estas moles robóticas en campo abierto y su poder de destrucción.

El juego consta de una campaña dividida en tres partes, en la que manejaremos las tres facciones y será muy útil para advertir las diferencias entre ellas. Tras jugar la campaña completa, probablemente ya estemos en disposición de saber cuál es la facción más acorde con nuestra manera de combatir, pues tienen diferentes tecnologías y unidades, salvo las más básicas. Esta campaña se desarrolla de manera muy amena, proporcionando retos de distinta índole y no haciéndose repetitiva en ningún momento. A eso ayuda la historia que se va trazando pero, aunque algunos lo vean como un factor que ayuda a la inmersión, está en inglés, y yo particularmente creo que un buen doblaje, y no sólo subtíulos, no hubiera mermado dicha inmersión. Lo que ayuda a la inmersión la voz original lo dilapida la obligatoriedad de leer las abundantes conversaciones de los personajes. Junto a la campaña, está el clásico modo de escaramuza, con un buen surtido de mapas de distintos tamaños y un modo multijugador igualmente divertido que el resto del juego.

Técnicamente, Supreme Commander 2 goza de una buena factura. El diseño de algunas unidades puede dar lugar a equívocos, es cierto, pero, como hemos dicho, las unidades más poderosas son inconfundibles, y salvo las partidas más breves, siempre intentaremos inclinar la balanza a nuestro favor haciendo uso de estos colosos. La música acompaña perfectamente el devenir del juego, utilizando acordes tranquilos o frenéticos, según sea el monento de la batalla, o incluso heróicos.

Conclusión: Éste es un juego divertido y original. Por lo original, precisamente, deberemos hacer el esfuerzo de aprender algunos mecanismos y la utilidad de algunas estructuras o unidades, pero en realidad es un pequeño precio a pagar por una configuración de tu ejército con tantas variables y en las que destacan, como lo hacían los Titanes en el ya añejo Age of Mithology, las figuras salidas de las fábricas experimentales, con poderes y tamaños colosales. La limitación de puntos de extracción de masa hace que nuestra expansión pronto choque con la del rival, agilizando así la partida y empezando el combate muy pronto, sin mermar las posibilidades a largo plazo.

Lo mejor: Lo ameno de la campaña y las partidas, y la espectacularidad de los ejércitos encabezados por unidades experimentales.
Lo peor: Pese a no haber nada destacable, quizá lo peor sea el audio en inglés, que nos obligará a leer los subtítulos de las abundantes locuciones, y la IA en los desplazamientos de las unidades.

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Horas jugadas: Más de 20.
Version analizada: 1.11
Equipo de pruebas: Intel Core I7 860 a 2,80 GHz· 8 Gb de RAM· NVIDIA GeForce GTX 260· Windows 7 64 bit.

Jugabilidad: 8.5
Gráficos: 8
Música y sonido: 8
Modo multijugador: 8.5
Edición española: 6.5
Nota final: 8.5

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